jueves, 23 de diciembre de 2010

El Renacimiento de Harlem (VIII)

CONCLUSIÓN

Este trabajo se proponía reivindicar el peso literario del movimiento conocido como Renacimiento de Harlem, basándose para ello en una perspectiva muy concreta: la configuración del movimiento y su proyección en la posterior literatura poscolonial. Para ello, se han aplicado a la literatura del Renacimiento de Harlem los presupuestos teóricos que se emplean para analizar las literaturas poscoloniales, ya que ambas manifestaciones comparten una esencia común: el haber permanecido al margen de los estudios literarios por no ajustarse a las convenciones del canon occidental.

Hay que tener en cuenta, no obstante, que la literatura de la Negritud traspasa fronteras, se enfrenta al poder colonizador de países como Francia, Reino Unido o Portugal, y cuenta, aunque bastante después de su surgimiento, con el apoyo de una obra como Orientalism, que abre el camino al estudio y reconocimiento de la literatura poscolonial. No ocurre así con el Renacimiento de Harlem, un movimiento que se vivió únicamente en el interior de Estados Unidos, en una época convulsa como lo fue el periodo de entreguerras y la crisis bursátil de 1929 y que se ve eclipsado por las luchas de los afroamericanos en Estados Unidos en los años sesenta.

En tales circunstancias, el arte afroamericano de los años veinte ha quedado relegado al olvido, bajo el falso presupuesto de que no logró sus objetivos. Sin embargo, el arte que floreció en Harlem no sólo fue extraordinario, sino que fue el correlato de un cambio radical en la mentalidad de los afroamericanos. Si bien es cierto que su desarrollo se vio obstaculizado por acontecimientos políticos y económicos de orden internacional, también es cierto que sentó las bases del cambio, y que supuso un gigantesco paso adelante para la conciencia del hombre negro en todo el mundo.

Estas páginas han tratado de probar dicho cambio de mentalidad analizando el complejo contexto sociopolítico en que se desarrolló el movimiento y perfilando la producción literaria que generó, comparando a su vez lo observado con las posteriores literaturas poscoloniales, para demostrar que la literatura del New Negro no fue un florecimiento casual y espontáneo, ni una moda pasajera, sino que constituyó una filosofía, un modo de vida, una voluntad de cambio y un gran trabajo de reflexión, y todo ello fue plasmado con maestría en la literatura. El objetivo es claro: que quede la conciencia de que antes que un Léopold Senghor o un Martin Luther King, hubo un Langston Hughes y un Alain Locke, y que sin estos, aquellos hubieran tenido que recorrer un camino mucho más duro para alcanzar sus logros.

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