sábado, 18 de diciembre de 2010

El Renacimiento de Harlem (III)

El Renacimiento de Harlem

En la Guerra civil estadounidense (1861-1865) se enfrentaron los abolicionistas del norte frente a los esclavistas del sur, resultando victoriosos los primeros, lo que dio lugar a la abolición de la esclavitud en el país. Todos los esclavos negros de las plantaciones sureñas fueron liberados y declarados ciudadanos estadounidenses con derecho a voto. Tras la guerra, y a pesar de la libertad recientemente adquirida, muchos afroamericanos comenzaron a emigrar hacia el norte del país, asentándose en las grandes ciudades, entre ellas Nueva York, donde el barrio de Harlem acogió a la mayor comunidad de afroamericanos del norte del país, y donde surgió, ya en los años veinte, el movimiento literario conocido como Harlem Renaissance, Black Literary Renaissance o New Negro Movement.

Como afirma George Hutchinson en The Harlem Renaissance in Black and White, no toda la literatura negra se escribió en Harlem ni estuvo directamente relacionada con él, pero lo que sí es evidente es que, sin Harlem, el movimiento hubiera sido muy diferente. Ya los propios participantes de esta corriente fueron conscientes del extraordinario valor del barrio neoyorkino como fragua para la ideología que dio lugar al movimiento:

Here in Manhattan is not merely the largest Negro community in the world, but the first concentration in history of so many diverse elements of Negro life. It has attracted the African, the West Indian, the Negro American; has brought together the Negro of the North and the Negro of the South; the man from the city and the man from the town and village; the peasant, the student, the business man, the professional man, artist, poet, musician, adventurer and worker, preacher and criminal, exploiter and social outcast. Each group has come with its own separate motives and for its own special ends, but their greatest experience has been the finding of one another. […] In Harlem, Negro life is seizing upon its first chances for group expression and self-determination[1].

Hay que tener en cuenta que desde de la guerra la política social que se practicaba en los Estados Unidos consistía en la separación tajante entre las dos razas mayoritarias. En este contexto surgió la figura de Marcus Garvey, un jamaicano que luchó por los derechos de los negros, a los que instaba a volver a África y crear un país independiente. Más allá de esta utopía, Garvey logró, durante la segunda década del siglo XX, mientras residía en Estados Unidos, que muchos afroamericanos se replantearan su situación.

Por otro lado, la mayor parte de la infraestructura de medios de comunicación estaba en Nueva York, lo que fue fundamental para la aparición de periódicos y revistas que apoyaran la causa, como es el caso de Survey Graphic, la revista que en 1925 propuso al teórico Alain Locke que editara un número sobre el Renacimiento de Harlem. Este número fue el embrión de The New Negro, una antología del movimiento que incluyó una serie de ensayos, y que se convertiría en una especie de manifiesto.

Además de todo esto, es necesario señalar que, en esta época, la elite social tradicional blanca de Nueva York estaba considerablemente debilitada, mucho más que la de otras ciudades del norte, lo que provocó que hubiera una mayor libertad y dinamismo en las relaciones entre razas. Por tanto, la concentración de la población negra de la más diversa procedencia, la aparición de revistas y periódicos que dieran voz a un sentir común y la flexibilidad que ofrecía la ciudad fueron factores determinantes para el surgir de este movimiento literario.

Junto al contexto sociohistórico arriba descrito hay que tener en cuenta el contexto literario del momento. Tras la Primera Guerra Mundial, la actitud de Occidente hacia el desarrollo de su propia civilización era de frustración y pérdida de fe, de descreimiento en unos valores que habían llevado a la sociedad capitalista tan avanzada a la guerra más cruenta, a una masacre que nadie hubiera podido imaginar. En el contexto de esta crisis de pensamiento, surgieron las diferentes Vanguardias históricas, que propugnaban la ruptura con los presupuestos estéticos anteriores y buscaban fundar unos nuevos valores que sirvieran para sacar a la civilización occidental del abismo en que se hallaba sumergida. Una de las vías de esta redención de occidente fue la búsqueda, en las culturas más primitivas, de esos nuevos principios morales y estéticos, de ahí que muchos vanguardistas europeos volvieran la mirada al continente africano o a las antiguas civilizaciones precolombinas de Latinoamérica.

Al igual que les ocurría a los vanguardistas latinoamericanos, los afroamericanos se sentían herederos de una cultura milenaria, la africana, que ofrecía una herencia cultural pura y ancestral que podía contribuir a sentar las bases de esa nueva civilización occidental. Por este motivo, la recuperación del pasado africano y la reivindicación del mismo será un aspecto fundamental de la literatura del New Negro. Sin embargo, y como cabe imaginar, la vanguardia afroamericana ocupó un lugar subordinado con respecto a la producción literaria de los blancos, por lo que, a las reivindicaciones por los derechos de los negros se unieron las que defendían una literatura independiente de los sistemas tradicionales blancos. Obviamente, no todos los escritores afroamericanos tenían la misma ideología ni escribieron en las mismas publicaciones, pero sí lograron crear toda una red de manifestaciones literarias propias, producidas por y para la población negra, que desafiaba abiertamente el status quo imperante.

Por último, no se debe perder de vista el hecho de que la literatura afroamericana de los años veinte se desarrolla en un periodo en el que los Estados Unidos estaban definiendo aún su identidad nacional. En este sentido, los afroamericanos se sintieron siempre parte de la nueva nación americana, a la que consideraban que tenían mucho que aportar, y reivindicaban su presencia en la sociedad.

Se ha intentado esbozar hasta ahora, muy brevemente, las coordenadas literarias, políticas, históricas y sociales en que se desarrolló el Renacimiento de Harlem para mostrar la compleja coyuntura en la que este movimiento surgió y las problemáticas raciales, culturales y nacionales a las que hubo de enfrentarse. Pese a todo, la mayoría de las valoraciones con respecto al Renacimiento del Harlem, incluidas las de muchos de sus propios promotores, han sido negativas, considerando que el movimiento como tal fue sólo un intento fallido de lograr lo que sólo se conseguiría años más tarde. Muchas de estas opiniones se basan en una acusación que sostiene que la producción de los autores del New Negro era financiada por una elite blanca temporalmente interesada en un movimiento que les resultaba exótico, pero que, tras el crack del 29 el interés de los blancos por el exotismo africano se vio desplazado por la crisis económica. Como es lógico, la crisis perjudicó el movimiento, pero lo hizo en la misma medida que afectó a todos los demás ámbitos de la vida en la época. Además, como demuestra George Hutchinson en su libro, el interés de muchos miembros de la clase dirigente blanca por las reivindicaciones de los afroamericanos perduró durante la década de los años treinta y más allá[2]. Además, e independientemente de esta cuestión (la cual al fin y al cabo atañe primordialmente a la situación económica) el Renacimiento de Harlem no sólo produjo gran variedad de literatura (tanto novela, como poesía, drama e incluso géneros propios como se verá más adelante), pintura, pensamiento filosófico y crítico de excelente calidad, sino que, además, y eso es precisamente lo que este trabajo pretende demostrar, el Renacimiento de Harlem posee un incalculable valor como antecedente de las posteriores literaturas poscoloniales del continente africano, en las que se dejarán ver sus influencias, lo que demuestra el triunfo de esta literatura.

El objetivo de este trabajo radica, pues, en la reivindicación de la importancia del movimiento literario conocido como Harlem Renaissance en tanto que precedente y modelo de las literaturas poscoloniales africanas de las últimas décadas del siglo XX. Para ello, se tendrá en cuenta la línea de pensamiento de Steven Tötösy en su artículo “Estudios postcoloniales: el “otro”, el sistema, y una perspectiva personal, o esto (también) es literatura comparada”, donde defiende la aplicación del estudio de las literaturas poscoloniales a las literaturas de las minorías étnicas. Así, proyectando sobre la literatura del Renacimiento de Harlem, concretamente sobre la poesía de Langston Hughes, los presupuestos de los que se sirve hoy día la crítica poscolonial, de la que este movimiento es, a su vez, antecedente, se pretende realizar un análisis comparativo de ambas corrientes literarias para mostrar su relación y el éxito de la literatura del Renacimiento de Harlem en la medida en que sus presupuestos son continuados algunos años después por la literatura de la Negritud.



[1] A. Locke, “Harlem”, en Survey Graphic, vol. VI, no. 6, Harlem: Mecca of the New Negro, marzo de 1925.

[2] Aunque es un apartado que no puede ser estudiado en este trabajo con más detenimiento, el tema de las publicaciones que sostuvieron el movimiento, así como de los medios de producción y consumo pueden consultarse en la monografía de George Hutchinson, The Harlem Renaissance in Black and White, en la segunda parte :The Transformation of Literary Institutions.

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